Varios senderos abiertos,
en la entrada de cada uno, sus moradores,
los guardianes de los secretos enterrados me esperan,
el del camino fácil, del complicado, el de el corto y el otro.
Angeles y demoniios dominan las puertas de hierro
el miedo quiere asustarme con injurias si no lo atravieso,
la sabiduría me seduce,
la paz y el odio se disputan a muerte mi elección.
Voy caminando a veces sólo, otras de la mano
pero siempre buscando el camino de la verdad,
seguro de que allí, al final, estará el amor
enterrado en un cofre, esperando ser mi tesoro.
No es este precisamente el camino fácil, ni el más corto
debo saltar el rio de los rencores,
que bordea el poblado de la mentira, pero si paso,
llegaré a la cima de la montaña pasional.
Desde dónde la locura juega sus cartas,
y me ofrece una vista elevada y superior a esta,
que desde el llano no da perspectivas,
ty me confunde con sombras que no son, pero acechan.
A veces es un viaje cruel, la verdad no siempre es amable,
pero cuando irrumpe en un cielo negro y atiborrado
la claridad me ofrece una calma inusitada, redentora,
un camino más llano e iluminado.
Salto, sorteo, trepo pendientes
me agarro de lo uqe sea para no caer,
la vida y sus caminos me llaman a transitarlos
con coraje, fe y amor inacabado.
Sólo saltando obstáculos, el amor florece,
sólo sobreviviendo a las inclemencias, el alma goza
sólo creyendo en mis pies, el camino se acorta
sólo caminando, al amor, se llega.
El amor es el único capaz de llenar huecos
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