Adelante, sean bienvenidos

Bienvenidos a mi mundo, al refugio de mis ideas, al lugar donde puedo sin ningún temor expresar lo que siento y lo que me pasa "en tiempo real". Realmente es toda una experiencia y quiero compartirla con quien quiera leer.

sábado, 30 de abril de 2011

Ver y no

El claustro es la noche misma,
enredado entre la bruma de esta lluvia sin fin,
y las luces que se fragmentan en infinitas
motas de luz insolente, que pretende encender
esta agobiante oscuridad.

Prisionero de una ciudad que no me habla,
enmudecida por las miles de voces que gritan sin parar
nombres extraños de personas que no conozoco,
ciudad maldita que se me ofrece de piernas abiertas,
ciudad que odio.

Libre de ir por donde quiera, atado a la voluntad
de no ir,
viendo como todo se sucede a mi alrededor sin poder
modificar absolutamente nada, "el destino está escrito",
en la piel, en la mirdada ajena, en los rostros
de la gente que elijo no ver.

Y si el pecho se me escapara, tal vez tuviera una chance,
si el corazón muriera de una buena vez,
el dolor se iría como agua por la alcantarilla,
la vería irse, sin saber a dónde y sin que me me importe tampoco,
tal vez si eligiera ver en lugar de no.

viernes, 29 de abril de 2011

Autoconfesión

¿Qué es lo humanamente posible? ¿Aquello que está a mi alcance hacer? ¿Lo que puedo decir y lo que elijo callar?
Preguntas que me sigo haciendo aún hoy, cuando ya ha pasado tanto tiempo. Preguntas que no me sueltan ni en sueños, encrucijadas que me desvelan.
¿Qué tienen tus ojos que no puedo odiarlos, ni siquiera olvidarlos un día?
Preguntas. ¿Y las respuestas? -Te las debo, si no, no estaría acá.
Se acaban las estrategias y las tácticas, ya no sirven pues, cuando te veo, todo eso se derrumba. Cuando se siente, se siente y nada se puede hacer contra ello.
Cuando me asalta la tristeza me siento a escribir y esto sucede cada vez más seguido, la conclusión es un poco obvia ¿no?
Me falta algo, me falta todo. -Pará, hay muchas cosas que tenés. -Pero me faltan los besos, me faltan los besos...¿Hay acaso momento más supremo que el de dos que se escapan un rato del munde y se entreveran en un beso que no sabe de tiempos ni de otra cosa que no sea "ese" beso? No lo creo.
Me faltan los besos y es más terrible aún que la falta del cuerpo o del alma misma.
Los besos hablan, callan, transmiten, transportan, tienen memoria pues dificilmente se olvidan, los besos...cuanta nostalgia.
Una brisa que congela, aquellos ojos relucientes en la nada, clavados en el medio de la noche, las palabras justas y necesarias, y la electricidad que flota entre los labios en el instante anterior al primer y levísimo roce, el momento en el qeu todo sucede, el principio, el génesis de la vida, se desarrolla en aquel instante, y el sabor, ese sabor te lo llevás a la otra vida si es que hay una.
Acá me encuentro otra vez, en conversación silenciosa con mi alma, desnudando mi sufrir agotador, sabiendo que no puedo cambiar las cosas tratando de aceptarlas. Raramente la vida es como la soñamos, o si, pero por un ratito, después viene lo otro, y lo otro no me gusta, pero no se como hacerme fuerte para cambiarlo.
¿A qué me aferro cuando pareciera que nadie queda cerca para tenderme una mano? ¿Cómo dar vuelta la página del libro cuando sentís que todavía le faltan algunos renglones por escribir?
Otra vez, preguntas, otra vez ausencia de respuestas.
Se me apaga el sol, el dolor me agobia, y me faltan los besos, por supuesto.

Lejana

Allá mis ojos,
allá se van mis ojos
tras una sombra, una figura
qu ya queda muy lejana para este latir,
para este corazón tambaleante
que no termina de caer
corazón en caída eterna.

Acá esta mi alma,
o un racimo de girones,
el recuerdo de lo que fue
acá se quedó mi alma esperando
a ver si pasa eso qeu los creyentes
llaman milagro, o algo parecido.

Los pasos se me pierden en el
entreverar de los caminos,
las miradas que ya no veo enceguecen
como la oscuridad más absoluta,
un aroma me envuelve, me embriaga
acompaña mi sueño, mece mi cuerpo,
el aroma de la soledad...

Aquellos rostros felices duelen profundamente,
y en la ausencia el dolor se magnifica,
aquellos cuerpos danzantes me duelen,
y en la ausencia el dolor se hace grande,
aquella sombra me duele,
y en la ausencia este dolor me mata.

domingo, 3 de abril de 2011

En apariencia

Detrás de mi sonrisa de papel
se esconden las sombras transparentes
de mis labios apretados, mi mueca de dolor.
Bajo la cáscara que forma mi piel,
los huesos adormecidos duelen hasta el fin,
ya no pueden soportar ni su propio peso.

Las pisadas que voy dejando atrás,
las marcas indelebles que traza el viento en mi cara,
la espalda curva, el peso que carga y no puede evitar
mi caminar no es más que un leve transcurrir.

Ajeno a mi propio espíritu
maldigo los soles que se empecinan en brillar,
anhelo las lluvias continuas que lavan heridas,
que se llevan la sangre lejos de mi,
anhelo las lluvias que corren la tinta de mi sonrisa de papel.

sábado, 2 de abril de 2011

Quieto

Parado. Inmóvil, con la mirada fija en un punto
y el corazón dándo tumbos, el cuerpo quiere saltar
pero los pies congelados, incapaz de dar un sólo paso
me quedo observando, o tal vez deseando ver algo.
A lo lejos, el cielo ennegrecido es una invitación,
las sombras que creo ver se funden en una y vuelven
a ser dos, tres, miles, que no puedo reconocer.

Parado a mitad del día con el alma vacía
los oídos cerrados a siseo del viento
y la mente rebosante de promesas hechas a mi mismo,
incumplidas todas, autor y víctima de la peor de las traiciones,
con el deseo de saltar y la cobardía siempre como bolsa al hombro.

Mientras el sol penetra algunas nuebes grisáceas
y las difuma en formas ambiguas, de colores apagados y fuertes
al mismo tiempo, ese mismo sol que ataca mis ojos fijos en aquel punto,
ojos que quisiera me engañen y me "hagan" ver algo,
o el deseo de ver es indestructible, o mi mente me maneja a placer.

Diferentes miradas

Se me ocurre que es casi obscena
la brillantez nocturna,
se me antoja exitante la capota gris
de otro día que se desvanece.
Mientras tus piernas arden y buscan
quien les calme la sed,
mientras mis manos callan por temor.
La brisa que revuela tus cabellos
y tu vestido, se llevan el polvo acumulado
en mi cuerpo estático, y el grito se ahoga,
y el día se muere.