Como cada noche, en la
soledad de su pequeña cama se maldijo por su suerte, repitió lo patética que
era su vida, se forzó a cerrar los ojos y comenzó a pensar en ella.
No siempre cosas lindas, no
siempre recuerdos de un pasado mejor, en ocasiones se torturaba con imágenes de
ella y su acompañante de turno (a veces había otras no, pero quien sabe?
Siempre es mejor pensar mal)
El sueño tardaba en llegar,
coqueteaba con él, jugaba, se reía, parecía quedarse y se disipaba como una
tormenta pasajera, pero siempre venía, siempre.
Cómo cada mañana se
despertó con la esperanza de tener un día mejor que el anterior, la rutina (tan
desprestigiada por el mundo en general) era un arma valiosísima para intentar
engañar a su mente y pensar en lo que debía hacer, el trabajo, quehaceres
domésticos, llegar a tiempo a dónde tenía que ir, etc.
Cómo cada día de su nueva
vida desde hacía ya unos años se prometía cambiar el ánimo, salir a saborear la
vida, darse los permisos necesarios para disfrutar, poner más empeño en su trabajo,
pintarse una sonrisa en el rostro y salir a enfrentar la vida sin su armadura,
sin la guardia en alto. Cómo casi todos los días eso nunca sucedía.
Pensó el discurso más de
una vez, lo escribió, lo tiró, lo volvió a escribir, en papel, en la computadora,
en su cabeza una y mil veces y creía que estaba listo para largarlo todo, para
expresarse de una vez y para siempre cualquiera sea la respuesta, se creía
listo, o al menos esperaba estarlo cuando llegara el momento.
Imaginar para él siempre
fue una bendición, su afición por la escritura creía que venía de esa “suerte”
de poder recrear situaciones, escenarios y protagonistas aleatorios, conformar
una historia que, valga la redundancia, lo conformase.
¿Conformarse? ¿Acaso eso no
es para perdedores? Se repetía una y otra vez, siempre hay que ir por más,
¿Pero eso no es de insatisfechos y ambiciosos sin remedio? Creía que sus
preguntas jamás encontrarían respuesta.
De algo estaba seguro, el
la quería, no tenía tantas certezas sobre el amor, pero la quería. El tiempo que
habían pasado juntos no debía haber sido en vano, pero el tiempo que pasaron
separados era una barrera a estas alturas infranqueable. Se prometía levantar
la mirada, erguir el cuerpo y ofrecerle la otra mejilla a los días que se
presentaban tan monótonos y estructurados como a él le gustaban, no había
reproches en eso.
Pensaba en el lugar. Qué
tenía que ser uno que tuviera algún significado para ambos, que fuera uno
casual para no dar la impresión de que todo eso estaba montado, con un propósito
determinado, jamás se ponía de acuerdo.
Sus indecisiones eran otra de las cosas que se prometía cortar de raíz.
“Espontaneidad” murmuraba su mente silenciosa, pero no lo había conseguido
hasta el momento.
-Hola.
-Hola.
-¿Cómo estás tanto tiempo?
Pero mejor no me digas nada porque no quiero perder el hilo de lo que quiero
decir y no quiero demorarte más de lo necesario.
-Me parece bien, te lo
agradezco.
-Mirá, yo todavía estoy
dando vueltas para saber que fue lo que pasó entre nosotros, necesito conseguir
respuestas, y antes que digas nada, ya se que pasaron muchos años y que vos ya
no sentías nada por mi, pero necesito conseguir respuestas para cerrar (o
abrirlo nuevamente Dios quiera, -pensaba mientras hablaba-) este capítulo.
-Pero ya lo hab…
-Pará, pará…no me hagas
perder el hilo por favor.
-Lo que intento decir es
que quisiera revisar los fallos para no volver a cometerlos, esa ayuda te pido
al menos.
Y aunque no te interese de última hacelo por
“razones humanitarias” si te parece.
-Lo cierto es que…y acá va:
No dejé una sola noche de pensar en vos, de soñar, de arrepentirme, de maldecir
el momento en que…bueno, ya sabés, pero mi amor está ahí, estuvo ahí al alcance
de la mano todo este tiempo y ya no se que hacer con él.
-No he podido dejar de verte
con los ojos con que te vi la primera vez, no he podido mirar más allá de lo
que pasó, no pude hasta ahora recobrar el ánimo para ofrecerle estos
sentimientos a nadie, aunque creo que debería, no pude ni puedo, esta es la
pura verdad.
-Si tan solo pudieras
correr un poco tu odio, si pudieras ser un poco permeable a mis palabras tal
vez vos puedas ver que lo que digo es cierto, que amar se ama una sola vez, que
todo lo demás son parches y autoengaños que uno se impone para transcurrir la
vida de la mejor manera posible….
-No quiero aburrirte, ni
hacerte perder tiempo, sólo quiero resumir diciendo que no te olvido, que te
sigo queriendo, y que sueño con que tal vez un día de estos….
Se miró fijo al espejo, un
largo rato en silencio, se escrutó como nunca lo había hecho consigo mismo en
toda su vida, y con su voz quebrada afirmó:
-Si tan
solo me animara a decírselo