Adelante, sean bienvenidos

Bienvenidos a mi mundo, al refugio de mis ideas, al lugar donde puedo sin ningún temor expresar lo que siento y lo que me pasa "en tiempo real". Realmente es toda una experiencia y quiero compartirla con quien quiera leer.

jueves, 25 de marzo de 2010

Yo puedo

Puedo anudarme una bufanda al cuello
para disimular la angustia en mi garganta
puedo seguir mintiéndome
al pensar que volveremos a estar juntos.
Puedo engañar a mis manos secas,
con guantes para el frío,
pensando en volver a entrelazarlas con las tuyas
y sentir otra vez el calor.
Puedo seguir escribiendo desventuras,
pensando que algún día las leeras y entenderás este dolor,
puedo seguir en el intento de detener el tiempo
para ganar segundos y no perder tu amor.
Puedo albergar deseos que se vuelan como el polvo
ante el más leve soplido,
puedo pensar que aún me piensas, aunque así no sea.
Puedo seguir sin agua durante días,
que el simple roce de mis labios con los tuyos
calmaría la sed de mi desierto.
Puedo fingir que te olvidé
puedo pensar que ahí estas,
puedo imaginar lo que no hemos hecho nunca,
puedo esperar en vano, volver a sentirme querido.
Simplemente, puedo hacerlo.

Raíces de mi barrio

Voy a darme una vuelta por la plaza
a ver si t5u sombra deambula por ahí,
si de casualidad te encuentro
hamacándote una tarde de otoño.

Voy a mirar la calle de mi escuela,
quizás te vea a la salida,.
sentada en las escaleras del pasado
viendo el tiempo dibujar nubes.

Tal vez recorra los bares, algún café,
quien sabe?
podría econtrarte en algua de estas líneas
muchas veces sin sentido.

Estériles intentos.
El fracaso de la primavera es tener flores transparentes,
el fracaso del sol es oscurecer mi piel y no dar luz,
el ocaso en estas calles conocidas me asusta.

Rumores mudos.
Sonidos apagados de risas tibias
que no me pertenecen contaminan mi presente,
me traspasan como fantasmas burlones.

En definitiva,
Tal vez deje de buscarte,
quizás de ese modo, algún día,
te vea en alguna de estas calles.

Toda Vos.


Sutil parpadeo como en cámara lenta
y la frescura de tus ojos me salpica,
quisiera sumergirme y nadar en ellos
acurrucarme en un rincón y dormir.

La paz que hoy no tengo
me la ha robado tu sueño, tu aliento,
la falta de tu rostro duro
cuando te enojaban mis cosas.

Siento que podría recomponer
este espejo roto,
devolviéndote la imagen que dabas
cuando eras feliz, cuando te amaba.

Podría describir cada parte tuya
y seguir escribiéndoles,
como si eso te devolviera
como pase de magia para olvidar.

Toda vos, todo tu cuerpo,
todos mis miedos juntos
y mi debilidad, mi salto al vacío.
Oscuridad.

Amanece en tu boca
y mi piel resquebrajada y seca
ansía el rocío de tus besos
derramándose incontebles sobre mi.

Toda vos,
y podría seguir escribíendote
aunque no te devuelva hacerlo
y no leas la historia, y su final.

¿Quién sabe algo del tiempo?


Una última mirada atrás,
y lo que solía estar ahí, se ha ido.
Un puñado de segundos
que se confunden con el propio aire.

Tiempo.
Medida arbitraria creada por el hombre.
¿Quién puede decirme cuanto dura
este sutil parpadeo?

Días, meses, segundos
alcanza una fracción para romper
cuesta una vida encontrarte
y un segundo despedirte.

Pensar el tiempo me ata,
esperar que pase, no te devuelve
y los segundos contados rítmicamente
son latidos lentos que se apagan.

¿Cuantos segundos tardo en girar mi cabeza?
hace instantes estabas ahí parada,
hoy,luego de un tiempo, sólo que da la calle
que era nuestra, hace un segundo.

lunes, 22 de marzo de 2010

El fulgor de tus palabras

Palabras lanzadas al viento
y a la deriva,
para ser acunadas en el rumor de las hojas secas
en un otoño más, bajo el mismo cielo.

Palabras que se caen
y se estrellan contra el piso
como un anillo de cristal y se hacen añicos,
lanzando un fulgor que me cega unos instantes.

Letras entrelazadas entre sí
que no logro decifrar, como idioma secreto,
como la clave de lo que fue y no supe aprender,
como una verdad inapelable.

Entre los destellos de ese anillo caído,
se refleja en cada uno de los fragmentos
tu rostro dolorido,
tus penas más oscuras, de las cuales soy responsable.

Un otoño que promete ser cruel,
con sus hojas secas en danza muda con el viento,
y sus interminables lluvias,
que te mojan el alma y el deseo de ser.

Mientras las palabras se hacen eco eterno
en el muro de mis lamentos,
mis oídos no pueden sino escuchar lo que no escucharon,
triste advertencia de un final anunciado.

El camino se cubre de cristales deshechos,
y mis pies descalzos no pueden más que pisarlos,
para llevar las huellas de mi sangre a donde vaya,
y un día quizás, el camino me traiga devuelta.

viernes, 19 de marzo de 2010

Una reflexión

Negarse a soñar es un poco negarse a vivir, como pretender no mojarse en medio de un chaparrón.
Negar la esperanza o tratar de evitarla es no querer luchar, es como si quisíeramos dejar de respirar y no morir.
Negación. No aceptar la realidad, podrán decirme, obsesionarme inutilmente dirán otros; yo prefiero llamarlo: soñar. ¿Cuanto de malo puede haber en esto?
En este sentido, aceptar los actos y sus consecuencias puede ser la base para crecer, aprender y retomar.
¿Cuán grande es el daño?, no soy capaz de dimensionarlo, pero negarse a soñar sería como ocultarle la luz y privar del agua a mi flor, pretender que crezca brillante y llena de vida y color. Utopías, esfuerzos vanos, si soñar es verme en algún momento a tu lado, dejando atrás las huellas del pasado, me entrego a eso y no me niego, aún a riesgo de ser encasillado ante el mundo como un terco obstinado y un ciego más perdido en sus ansias de volver a volar.

jueves, 18 de marzo de 2010

Lluvia

La pena golpea contra los cristales
de mi pecho,
como estas gotas qeu veo caer
lentas, hacia su destino final.

Y mis pensamientos más etéreos
toman cuerpo en esta lluvia gris,
que hoy, parece,
no quiere dejar de caer.

Estallan por mil partes
estas pequeñas gotas de soledad
qeu se esfuerzan por inundar
mi cuerpo vacío.

Ni la brisa, ni la tarde escapando
pueden soltar el agobio
que ha anclado en mi pecho
y que el suspiro no puede exhalar.

Siempre es triste la lluvia lejana,
si no moja tus manos,
si no las seca mi refugio,
si no te cierra los ojos, y no podés caminar.

La falta que me haces

Me falta un ala para terminar el vuelo,
me falta una noche para terminar de soñar
me falta una pierna para recorrer el camino
me falta una ilusión, para no claudicar.
Me falta una mano para sentir la compañía,
me falta un silencio para entender la soledad,
me falta un misterio para ser develado,
me falta una sonrisa para poder reír.
Me falta un suspiro para acabar mi aire,
me falta un instante para contemplar,
me falta un brazo para nadar hacia tus costas
me falta un salto, para poder saltar.
Me falta un motivo para no extrañarte,
me falta, amor mio, la fuerza para olvidar.

La única verdad

No logro convencerme todavía,
finalmente te irás,
dónde la memoria no pueda encontrarte;
dónde esa noche será apenas un borrón
y mi conciencia no tenga registro del tiempo.

Paralizado, casi sin poder reaccionar
ante ningún estímulo,
mis piernas pesadas no dan ni siquiera
un paso tembloroso, inseguro,
todo transucrre tan lento que ni escaparme puedo.

Bajo esta pesada lluvia otoñal,
las hojas de mis dias se caen de mi arbol
y tapan los recuerdos más recientes,
y los más viejos se pudren húmedos con el moho del olvido.

Los frutos ya no saben a nada,
o vacío y humedad cuentan como sabores?
no hay mayor angustia que el desencuentro
no hay mayor dolor que este olvido.

miércoles, 17 de marzo de 2010

Quien pudiera volver atrás

El tiempo me ha hecho un guiño,
me da otra oportunidad
para volver sobre mis pasos inseguros
y tropezar nuevamente con tu alma.

Se me ha permitido, sólo por hoy,
retroceder en tiempo y espacio
para encontrarte nuevamente
en aquella terminal dónde estabas.

Tengo la chance de atemorizarme
aún más que aquella vez y no viajar,
para que el futuro no me separe de vos
y que esta noche no duela tanto.

Se me concede la gracia divina
de enredarme nuevamente en ésas sábanas
desconocidas,
de volver a la noche más fría de la historia.

Todo se me ha permitido sólo por hoy,
volver a besarte entre tanto
ruido y gentes desconocidas,
entre esas calles dueñas de mi recuerdo.

Aquí estoy, con la decisión atrapada en mis manos,
con al fortuna de cambiar la historia,
con la bendición de no acercarme a vos
para no tenerte, para no padecer tu ausencia más tarde.

Pero tu mirada es demasiado
para mi alma deshilachada,
tu boca es mi fruto prohibido,
la llave de este infierno silencioso.

Pero hacia allí me lanzo,
a entregarme a tus brazos,
a cometer los mismos errores,
pues si elijo no tenerte, entonces, jamás habré amado.

Sonidos del recuerdo

El ruido seco de tus manos
acariciando mi áspera piel
es como la canción de cuna
que me adormece lento.

Tus ojos claros y tristes
se preguntan, por qué?
y no tengo respuestas
en este torbellino de tiempo muerto

Tantas palabras se me atascan
en la voz arremolinada
e ininteligible
casi susurros desesperados que intentan explicar.

Subo la cuesta de la noche
y en la cima de tu cuerpo
tengo la vista que necesito
para ver translucirse la paz.

Cénit. Momento pleno.
Postal fotográfica que se graba
en mis retinas
mojadas de llorarte en vano.

Tus manos me han buscado
largo tiempo,
largas noches,
pero mi piel áspera se escapaba una y otra vez.

Ya no estaba ahí,
era tan sólo mi cuerpo,
mientras mi vergueza se diluía
en el vacío de la culpa.

¿Quién puede juzgarnos por hacernos esto?
Sólo Dios tendría el coraje
de tatuarnos en la piel
los nombres de nuestros pecados.

Mientras, una sombra
se desliza por las paredes
descascaradas de mi alma,
y sueño con que esa figura sea tuya,

Que esta sombra venga
a mi noche blanca,
y me abrace, que quiera nuevamente la paz,
que hemos perdido, que no tenemos.

Que esta sombra
que se pasea hoy por mis sueños
me lleve,
pues aquí, mi alma es muy liviana.

El perdón a tus ojos.

Siento el grito desesperado
de tus ojos claros,
quebrando el perpetuo silencio
de esta noche sin fin,
siento ese grito mudo
que me acorrala y me pregunta
por que lo hice?.
Mientras más busco en mi memoria
menos momentos felices veo,
cuanto más me esfuerzo,
más pesada es la cruz del ayer.
Y tus ojos que gritan y lloran
por un momento que no se borra,
unos cuantos segundos que pueden cambiarlo todo,
alejarte, quebrarte, destruirte.
¿Qué podría ofrecer para volver
a amanecer enredado entre tus hebras doradas,
hundirme nuevamente en tus sueños,
explorar las cavidades dónde se alojan el gozo y el deseo,
robarte como un ladrón un beso mañanero que me de aire
para todo el día...?
Siento el grito desesperado
de tus ojos claros,
pero parece que ya no hay remedio.

Saber cambiar, si nada cambia

Nada cambia,
pero todo gira en sentido
inverso al tiempo,
nada cambia.

Sigo siendo el mismo miserable
que tiempo atrás
rompió sus promesas
y tomó el camino más corto.

Nada cambia,
y el tiempo que ha pasado
parece nada, sólo tiempo
una fina capa de polvo sobre la mesa.

Miradas vacías que se pierden
que ya no se cruzan
ni se reconocen
en la espesura de la noche.

Busco la redención
como último recurso
para un cuerpo cansado,
como si eso fuera a sacarme este peso.

Nada cambia,
mis miserias me asaltan en la noche
y tiemblo por la ausencia
mientras dejar de mirarte no te aleja.

Unos cuantos pasos en falso
y el camino trazado se desdibujua,
el horizonte se borra,
tus manos se me sueltan,
tu sonrisa me olvida...para siempre.

martes, 16 de marzo de 2010

Mi regalo de hoy

El día y la noche son como una puerta que se entorna primero y se abre de par en par después. Nunca se cierra. Al abrirse podemos elegir mirar con optimismo, fe y confianza en uno mismo y dejarse mojar por el leve rocío o darle vuelta la cara y cubrirnos de una coraza impenetrable. El día es gentil con nosotros, y podemos devolverle o no la mirada, yo elijo lo primero. Dejar atrás lo que ya pasó ayer, por que es parte del pasado y no hay forma de revertilo. Elijo mirar otra vez hacia adelante, aunque el horizonte sea la zanahoria que nos ponen delante para seguir en el camino, aunque los esépticos digan que es inútil. Pienso en los versos que con suerte escribiré durante el día, algunos se irán diluyendo en la cotidenaidad y nunca conocerán el papel, pero estarán conmigo, y el placer de sólo pensarlo es combustible suficiente para transitar el día que se nos ofrece. No digo que sea fácil, tantas veces le he dado vuelta la cara al día que ya perdí la cuenta, pero el reconocer que no sirve de mucho te da nuevas esperanzas. Amanece, y se vuelve a abrir la puerta, y no es poco, tener un día más.

La música que dice por vos

A veces las palabras no te sale y simplemente alguien le pone música a tus pensamientos, si le agregamos que la música te mueve y te hace mover esas palabras se transforman casi en un himno, o en un "Tatuaje Azul". En esos instantes en los que el pecho parece estallarte y la cabeza se llena de pensamientos que no saben como salir, estas palabras escritas por otro parecen propias y se adueñan de tu ser en una especie de transe colectivo. Definitivamente hay que dejar "que suceda, es más fácil así", aprendiendo que uno es responsable de sus actos, no para el hoy y ahora, para el futuro, aprender esto es soltar las cadenas que te unen a lo que no es y no sirve. Porque el "cuerpo bien sabe flotar" y no va a permitir que nos hundamos en pensamientos que no hacen nada bien. Esas palabras que se hicieron canción y hoy te gritan que a pesar de todo "voy a llevarte en mi" y casi deseando "que me llevarás, hasta dónde estés, a dónde vayas..." Vivir pacífico.

jueves, 11 de marzo de 2010

Frente a vos.

Me siento eterno ante tus ojos
oasis acuoso y cristalino que me pierde
y me intimida un poco,
pero finalmente me hechiza.

Me siento algo derrotado también
ante mi impaciencia, pero el tiempo es sabio
y a cada instante, tus aguas
lo coronan con su manto de perpetuidad.

Tantas noches de anhelarlos,
hasta que finalmente el cielo se abrió
en un fulgurante amanecer de deseos
y en inquietante futuro desconocido.

Tus ojos amor mío,
esos en los que supe cobijarme
cuando la tormenta arreciaba mis días
esos que no supe protejer de mis demonios.

No es tiempo de lamentos,
mis horas hoy se llenan de contemplaciones
y el perderme nuevamente en tu mirada
mis horas vacías se llenan con tus palabras.

Me siento eterno ante tus ojos,
me siento eterno al verte de lejos,
me siento vivo con saber que aún existes
en algún lugar de mi alma.

Pequeños Milagros

Tu mirada transparente
Emergiendo de la densa niebla de la soledad,
Simple, tu sonrisa siempre simple
Capaz de aliviar el peso de la duda.

Tan simples son los milagros
Que no siempre los podemos comprender,
Tan pequeños son los milagros,
Que podrían caber dentro de una gota de rocío
Derramada en cualquier flor de mi jardín.

El mate humeante y siempre dispuesto,
Un trozo de pan tibio sobre la mesa generosa
En los gloriosos asados de domingo,
Un libro bajo un árbol a la hora de la siesta,
Y hasta la siesta misma.


Una tarde de sol
Libre de la tiranía del tiempo,
Poder recibir en pleno rostro
La bendición de una lluvia aliviadora.



Esas charlas trasnochadas
Ahogando risas en un vaso de vino amigo
Que tiene gusto a confesión
Y a pacto indestructible.

Pequeños milagros cotidianos
Colmados de esa magia que tiene lo imprevisible,
Fugaces instantes que pretenden dejar huella
Como las caricias del tiempo dejan su marca en mi piel.


La vuelta al barrio,
Las sonrisas de mi hija,
Esa confesión tartamudeada de amor eterno
Y hasta las lágrimas del primer desencuentro.
Las mil historias que me contó mi abuelo,
Y el sabor de las uvas frescas de su parra.


Pequeños milagros que necesito para vivir,
Gestos, miradas, caricias, palabras y silencios
Calles arboladas con los recuerdos de mi infancia,
Mi noble y generosa infancia.
Pequeños milagros, razones irrevocables
Para querer vivir esta vida.

lunes, 1 de marzo de 2010

El tiempo y la parálisis del miedo

Ya no queda margen, el tiempo se me va, lo veo irse, no con prisa, pero a paso firme.
Y con él se van las oportunidades, las chances de volver a "ser", sin empbargo no puedo. Me detengo ante mi mismo, me miro en el espejo que me devuelva una imagen que se que no quiero dar, y sin embargo, poco puedo hacer para cambiarla.
Definitivamente no es esta la vida que soñé un día que viviría, no son los momentos felices que supuse iba a pasar, sino todo lo contrario. He de enfrentar estos tiempos que hoy intentan azotarme con el látigo del desengaño y la soledad, con sus púas llenas de promesas incumplidas por mi parte y por la otra, promesas rotas al fin, que no hicieron más que abrir heridas que difícilmente vayan a sanar.
Esoy paralizado, sin poder de reacción, como en uno de esos sueños en los que alguien te persigue y tenés la sensación de que escapás en cámara lenta, como una de esas pesadillas donde pensás que lo peor pueda pasar y finalmente sucede.
Es el miedo que me está paralizando, el miedo que me ha inyectado el paso del tiempo y que circula por mis venas como un poderoso veneno que va paralizando cada uno de mis músculos y termina con mi voluntad. El miedo de ya no estar, de no ser, de no poder, el miedo de encontrarme un día en mi cama con la certeza de haber desperdiciado mi vida entera y darme cuenta que ya es tarde para todo lo que quería hacer, el miedo de no volver a encontrarte nunca, o de permancer tremendamente ciego para no ver otras opciones, el miedo de pronunciar la palabra fracaso.
Inexorable, el paso del tiempo me sigue marcando el ritmo sin poder yo hacer nada no para evitarlo, sino para transitarlo con hidalguia, orgullo, felicidad. El miedo de no poder estar y de no poder darte lo que necesitás me sigue electrificando la planta de mis pies con cada paso errático que doy, el miedo, me ha paralizado, el tiempo sigue su curso.