Adelante, sean bienvenidos

Bienvenidos a mi mundo, al refugio de mis ideas, al lugar donde puedo sin ningún temor expresar lo que siento y lo que me pasa "en tiempo real". Realmente es toda una experiencia y quiero compartirla con quien quiera leer.

miércoles, 30 de junio de 2010

Un poco de historia (Real)

Azar, destino, casualidad?
estabas dónde no debías a una hora
que no te correspondía, estaba sin hacer nada
cuando unas pocas palabras nos conectaron.

Había entre nosotros una gran distancia,
geográfica si, pero también de las almas
que no sabían nada de la otra
que se fueron adivinando noche a noche.

Palabras que iban y venían a toda velocidad,
confesiones leves, de esas que uno hace sin querer
éramos jugadores de ajedrez midiendo el terreno
pero había algo eléctrico en el aire, en cada encuentro.

Sin vernos, sin conocernos, desnudamos angustias,
que nos parecían muy similares
le peleábamos una lucha desigual a la soledad
a la que finalmente vencimos.

Cuando decidimos burlar al destino
y escribir con nuestros puños el guión de la historia
cuando quisimos ser protagonistas principales
de nuestras propias miradas y gestos.

Fue como si nos hubíesmos tomado la noche
de un trago y sin respirar,
saltamos los pasos formales y nos despojamos
de las dudas y las ropas para unirnos sin más.

Volamos de un solo aleteo a tu cama helada
a la noche más brillante y larga
eran tus piernas cautivantes y cálidas entre las mias
la clave del embrujo total.

Fuimos apenas un cuerpo,
como si de repente nos hubiésemos fusionado
perfecta simbiosis amatoria sin precedentes
al menos para mi, al menos hasta ahora.

Y me reconociste un brillo perdido detrás de mis ojos,
y yo me quedé sin aire por tu sonrisa
y vos te entregaste entera desde el principio
y yo creí que existía la felicidad eterna.

Sorprendimos al sol detrás del amanecer retrasado,
como si no s quisiera regalar unos momentos más
de la noche más maravillosa
cómplice de una locura, el sol nos espiaba.

Entre sábanas calientes, revueltas y únicas,
las mentes vacías y los corazones saciados
las miradas se hablaban sin parar y las manos
nuestras manos se reconocían.

Fueron esas primeras palabras,
la obra del destino o la casualidad
estábamos dónde no debíamos estar...
el resto no importa, es historia ya.

Hermano del viento

Le suelto la mano al viento
y de mi palma vuelan las cenizas
de las horas que se quemaron
y que en vano intenté preservar.

Ya está, me separo de este viento
con el que supimos caminar abrazados
desarmando nubes, levantando el polvo
de la ruta reseca que conduce a vos.

Seguiremos nuestros rumbos solos,
iremos caminando distintos mundos
solo así podremos ser lo que somos
un hombre y el viento impregnados por el recuerdo.

Cuando no aparezcan las ganas,
en los momentos en los que el pecho aprieta
cuando la noche, carente de cielo
nos cobije con nada, a lo lejos, estaremos.

Acá nos separamos, te suelto la mano
para que corras tan veloz como te plazca
dejame libre para que pueda ir despacio
con pasos seguros, para no caer en la desesperanza.

Un último beso, un abrazo de viento
que envuelve y arremolina mis pensamientos
una brisa que se deshace despacio
un soplo y nos vamos, querido viento.

Eso que pasa

Cuando se eleva la montaña más alta
y rueda sobre el cause del rio adormecido
algún naúfrago perdido hace tiempo,
surgen esas ganas indomables de estar con vos.

Cuando la tarde se duerme sobre un lecho
de hojas secas, movidas tenuemente por algún viento
rompe mi pecho el corazón exaltado,
y se renuevan las ganas de besarte.

En esos días en los que la calma
no es interrumpida jamás, y el centro del universo
son tus ojos celestes,
el dormir a tu lado se me hace urgente.

En aquellas noches pálidas
en las que quisiera bebérmelas de un trago,
la luna enclavada en la piel azul
me arrebata algún sueño postergado.

Cuando el caminar descalzo y lento
entre las sombras inmóviles y blancas
el abrazo se me torna impostergable
el beso necesario, tu mano imprecindible.

Si me miraras

Podrías ver un atardecer incendiándose
en mis ojos bien abiertos,
y percibir sin tocarme siquiera
como el pulso se revoluciona.

O tal vez, horrorizarte con la inundación
que provoca el llanto sin final aparente
con un orígen concreto que abre la grieta
en medio del pecho.

Si me miraras otra vez como antes,
verías sin dudas que la paciencia,
ha hecho nido en mi cuerpo y me permite
esperar que el tiempo haga lo suyo.

Verías tal vez como tiemblan las manos
cuando mi mente balbucea tu nombre
cuando esta mente hace su juego
y desempolva una sombra de tiempo atrás.

Si me miraras, seguramente recibirías
mi sonrisa tímida, a medias, escondida
bajo la sospecha de que tal vez esa mirada haya sido casual
verías a un hombre, simplemente esperanzado.

Quizás observarías que no he dejado de mirarte,
que sigo el vuelo de tus ojos a dónde vayan,
verías que esoy aún expectante a tu palabra,
a que quizás me digas, hola, acá estoy, volví.

martes, 29 de junio de 2010

A un lado y al otro

Hay un vacío, una brecha insalvable
entre dos almas que no pueden saltar,
las almas de un lado y del otro,
agazapadas, una al menos, con el deseo de saltar.

En la grieta que las separa, esperan las espinas
un fondo plagado de gruesas espinas
mezcladas con infinitas desaveniencias grises,
problemas sin solución y respuestas sin preguntas.

Hay dos almas sin alas, consumidas
por la espera, con una ansiedad tan grande
com el agujero negro en el que supieron caer
almas lesionadas, con sus vidas en las manos.

Y el frío que lo copa todo,
mientras la noche sube la escalera a la luna
y la cubre de negro con el manto de la soledad,
vacías las almas que no se encuentran.

Mientas que mi deseo es mayor a tu odio,
al tiempo que me convenzo que detrás de la ira
aún languideciendo un destello mínimo de amor te queda,
algún recuerdo que flota inadvertido.

Pero la brecha se ensancha,
y los corazones aletargados derraman
espasmódicamente sus últimas gotas de sangre
se alimenta la tierra con nuestra sangre amarga.

Canción final.-

Rueda una canción por un tejado ajeno
rueda, y se clava en la noche
se hace luna, me mira y derrama
la melodía plateada que guarda su luz.

Los silencios se impregnan de melodía
cuadno la canción gotea acordes y
un resplandor blanquecino,
la luna, otra noche se hizo canción.

Puedo saborear laletra,
se me llena la boca de dulzura plateada
y el cante se me escapa solo,
le canto a la luna, sobre un tejado ajeno.

Se hielan los acordes diseminados,
en la noche invernal vi el color del
cielo encaprichado en azul,
una fina escarcha en mis palmas se duerme.

Rueda la luna y se hace canción,
escucha mi alma y el canto de sirena,
y se dirige ciega a lo que será su final,
hasta dónde tus huellas se detienen.

La noche, la canción que se hizo luna,
la escarcha que es alfombra blanca en mi patio,
el cielo azul caprichoso, tus huellas detenidas
y el adiós como título de mi canción.

Sin trucos

No guardo ases bajo la manga
no tengo preparada una galera
para sacarte de adentro un ramo de flores,
un conejo, alguna ilusión.

No hay capa ni varita mágica,
tampoco palabras especiales para conjurar,
un hechizo, no tengo ritual ni velas
para convocarte a este sueño.

Ya están jugadas las cartas de esta mano,
no voy a cambiar ninguna para mi favor,
será lo que deba ser y el destino
me escribe en la palma, pero no voy a leer.

Ni receta ni preparado especial tengo,
no hay brevaje que pueda hacer
para cambiar lo que ya está hecho,
no espero nada a cambio de lo que doy.

Tengo solamente un arrepentimiento feróz,
en la sagre helada,
tengo el corazón anestesiado de dolor,
y un puñado de ilusiones malogradas.

Tengo palabras que nunca te dije por temor,
retumbando contra las que dije sin sentido,
tengo el sueño quebrado entre mis manos
y un último beso dormido en mis labios sin sabor.

Cuando no se da

La frustración más salvaje
golpea mi rostro en un baño
de cruda realidad, abriéndome los ojos
hacia el cielo, hacia donde no estás.

Es un golpe imposible de absorver,
la falta del corazón se me torna insufrible,
y ante la mirada perdida en la nada
se me esfuman el sol y el día.

Puedo hoy escribir dolor y soledad,
pues me puse cara a cara con ellos
y comencé una lucha tremendamente desigual,
en la que seguramente perderé.

Por los errores cometidosy mis pecados,
por las angustias que me asaltan,
y de las que no me puedo librar,
por el pasado, es que no puedo vivir así.

Contemplando com te vas sistemáticamente
viéndote a cada rato en otros brazos,
todos distintos,
sintiendo que tu sangre se ha congelado.

Pero el tiempo perdido se me hace carne,
y las lapsos en los que logro no pensarte
son pequeños oasis de libertad,
son mi agua y mi esencia en el desierto de la soledad.

viernes, 25 de junio de 2010

Se va muriendo

Cada vez que cierras tus ojos
se muere un poco ese brillo particular
tu celeste acuoso se ennegrece, y la mirada
se torna amenazante, profunda noche.

Siempre que tus manos esquivan mi cuerpo
las palmas se llagan y se tornan ásperas
los puños apretados y llenos de sudor
se convierten en guardia, en defensa violenta.

Cuando aparece el cerco a las palabras
los besos se traban en la lengua seca,
los dientes rechinan de dolor
y tu aliento destila sólo renconres pasados.

Tu mente niega mi presencia,
el odio te juega un fuerte espejismo y me borra
y la sonrisa se te tuerce,
al tiempo que tu alma se vacía.

Se va muriendo de a poco cada sentimiento,
las partículas de tiempo que atesorabas
en el arcón de los recuerdos valiosos
se diseminan por el aire, se evaporan.

La muerte es tangible e inevitable,
cuando un corazón se niega, el alma no puede
a pesar de mis intentos por verte reír,
poruqe me mires y me toques, que me hables.

Invierno fugaz

No se me ocurre mejor cuadro que este,
que hay pintado en mi ventana,
árboles desnudos, un sol entibiándolo todo,
y mi jardín tapizado con hojas muertas.

Todo está en perfecto detenimiento,
a nadie se le ha ocurrido pintar una nube
en el lienzo celeste de este cielo amplio,
que ilumina las hojas secas de mi jardín.

Desde adentro, con los leños ardiendo,
mi mirada atraviesa el cristal limpiamente
y el cuadro se ofrece armonioso,
quieto, expectante, esperando la mínima brisa.

Al calor de mi hogar, el aroma de la leña
envuelve mis letras y me transporta al papel
casi sin pensar, mis manos son como
una cámara fotográfica que capturan pequeños instantes.

Pinturas ocres, amarillas, marrones y verdes,
salpicadas con celeste y algún blanco
recrean el cuadro que me da esta paz inmensa,
perturbada apenas por algún aleteo lejano, extraviado.

Con la mirada en la profundidad de ese paisaje,
con el calor del fuego ardiendo en el hogar,
y el brillo benefactor de este cielo, olvidé verme
en la pintura, olvidé que mi mano abierta no te toma.

Que el paisaje está incompleto,
olvidé que el pincel se quebró en tu cuerpo
que los tonos se diluyeron, que este invierno
es tan fugaz, como tu destello.

Sin vida, sin tiempo

El tiempo se rompe en mil fragmentos
contra mi espalda desnuda,
como el espejo sin reflejos
estalla contra el suelo, salpicando mis pies.

Los segundos, los minutos se desparraman,
por todos lados y corren alocados
como agua del rio fuera de cauce,
con la desesperación a cuestas.

Se rompió, corre, se mueve
ya no nos pertenece, ha enmudecido
el ruido de las agujas, las luces parpadeaantes
se apagaron al tiempo que cierro mis ojos.

Espectáculo siniestro que no soy capaz de ver,
no quiero ser cómplice espectador,
de esta rotura de dimensiones,
sin tiempo no hay razón de ser, ni de esperar.

¿Cuándo regresarás ahora que no puedo medirlo?
¿Con el nuevo sol, en otra vida?
¿Será en esta existencia que por fin,
podremos dejar todo atrás...en el "tiempo"?

Clavado en mi espalda como si fuera un castigo
se ha roto el tiempo,
puedo aprender a volar ahora que soy libre,
puedo esperarte tranquilo, ya que no hay tiempo.

Desear poder

Si tan solo pudiera comprenderte,
si pudiera en mi humildad mirarte y no mirarme
para oír tus pensamientos, tus deseos,
si tan solo pudiera una vez más.

Si estuviera en mis manos la posibilidad
de remendar el alma que yo mismo herí,
para que vuelva a volar como antes
a mi lado otra vez buscando sueños.

Desearía que esta noche vuelva a ser aquella,
cuando las palabras terminaron,
cuando se fueron volando bajo la helada
y le abrieron la puerta al más tibio placer.

Si tan solo fuera un juego,
un tanto cruel, un cuento con final feliz
por el que tuviera que pasar algunas tormentas
atnes de tenderme de cara al sol.

Cómo desearía poder dejar atrás todo aquello!
que marchitó el ramo de esperanzas
que durante un tiempo sembramos,
y que ahora no podemos cosechar.

Desearía humedecer mis labios con los tuyos,
sellar la fuga de las palabras con otro beso,
rasgar la piel de la noche oscura
y robarle a la luna un haz plateado.

Si tan solo pudieran mis manos tocarte,
para que sepas que el tiempo no pasa,
que el fuego no se apaga en la tormenta,
y que el olvido no es una posibilidad.

Danza rota, beso seco

Las sombras negras bailan
una danza casi grotesca bajo
la tenue luz rojiza del atardecer fugitivo,
que huye de todos los sonidos.

Y entre tantas siluetas recortadas
contra el paredón que separa pasado y presente
veo con mis ojos entrecerrados la tuya,
la veo retorcerce con dolor.

Este atardecer opaco, hace de escenario
para el acto cruel de las penas en pleno,
todas salen a dar su espectáculo,
pero no puedo aplaudir con las palmas muertas.

Con las manos con la sangre helada,
con el curso detenido del tiempo,
con los labios que guardan un sabor añejo,
que intuyen que el bocado se ha ido.

Negras sombras danzantes en mi cabeza,
y el ritmo frenético de un corazón atiborrado
de miedo, lleno de música que no suena,
le dan un gran contexto al dolor.

De la danza rota y esquiva,
de los besos que se secaron en el aire
le dan espacio infinito al vacío,
y a este atardecer que muere al lado mio.

Culpables

Tengo tantas dudas
para las que no tengo respuestas
que la tormenta de interrogantes
cae inclemente sobre mis pocas certezas.

Sobrevuelan el incendio de la historia
viendo como de a poco no queda nada
ni las promesas embriagadas
ni los proyectos de un futuro que no llegó.

Tantas dudas me acribillan ahora,
me ponen contra la pared y lanzan su furia
tienen sed de respuestas, pero no puedo más
que cerrar los ojos y encogerme de hombros.

Viendo los despojos de dos que ya no son
siento la responsabilidad y la culpa,
siento mi cabeza como la de un asesino
que dispara y mata, pero luego se arrepiente.

Juntos apretamos el gatillo y disparamos,
bajamos inclementes el hacha sobre su cabeza
y prendimos el fuego con las palabras y el odio
quemando todas las hojas escritas.

Somos culpables de este crimen atroz,
víctimas, tal vez, de la desesperación
ante un final que se precipitaba inexorable
somos culpables, de matar a nuestro amor.

Caer, aterrizar, bajar

Voy cayendo en la endeble red
que teje el sueño para bajar a la tierra,
abrazar a la vida y dar algunos pasos.

Aterrizo suavemente sobre la hierba húmeda
de otra mañana tibia en mi infancia,
y tropiezo con una pelota y un puñado de amigos
esos que se fueron perdiendo con el tiempo.

Amigos qeu recuerdo al bajar de la enredadera
del tiempo y que me esperan después de la merienda
con planes siempre nuevos, con siestas lentas de verano
listos para dar algunos pasos más.

Bajo del árbol que albergó a nuestro refugio
una guarida tan secreta como fugaz,
lugar que cayó preso del olvido
clavos oxidados y maderas podridas.

La red que tejió el sueño cede
y caigo a la tierra de nuestro campo,
dónde la pelota se ha ido
y quedan sólo ecos de los gritos pasados.

Vuelvo a tomar contacto con mi ser,
extraño aquellos veranos, pero no con tristeza,
con la añoranza entre las manos
a ver si bajo de nuevo a jugar.

Mañana

Suspiros que se evaporan,
en el ardor de una mañana
sonidos que duran apenas instantes
antes de ascender y morir calcinados.

Y llueven esas cenizas grises y negras
para confirmar que nada puede perderse,
mostrando el rostro más amable
del empecinamiento, tal vez, de la fe ciega.

Mañana en la que el aire inmóvil
puede romperse a pedazos,
con las manos ensangrentadas
llenas de espinas de tu rosa perfecta.

Intenté abrir tu flor deshojada,
pero esas espinas envenenadas con desgano
se clavaron iracundas en mis palmas desprevenidas
abiertas a cultivarla nuevamente.

Las estrellas más lentas,
las que no pudieron fugarse con la noche
caen a mi tierre envueltas en llamas
quemando la quietud y la calma de esta mañana.

Y el recuerdo es dolor,
el presente es el pago por los pecados
el futuro la mueca de la incertidumbre,
y esta mañana...apenas el comienzo.

lunes, 21 de junio de 2010

A pesar...

Esta indiferencia letal que me ataca
y me hiere con cientos de puñaladas,
esa mirada esquiva y la fata de palabras
que me hacen invisible, inexistente.

Y yo que todavía recuerdo como solías mirarme,
y me decías que mis ojos era especiales,
que tenían una chispa en el interior que jamás habías visto,
y yo que todavía recuerdo todos los recuerdos.

Mientras la indiferencia hace trizas,
mis últimas esperanzas de resembrar el campo
con las semillas que se secaron al sol
luego de la peor tormenta que soportara el alma.

Y mis manos que conservan el hormigueo eléctrico
luedo de recorrer todo el contorno de tu cuerpo,
luego de explorar los lugares visibles y los ocultos,
de hurgar en el más recóndito de tu ser.

Pero la mirada esquiva es otro golpe certero
a la ilusión, al creer y un disparo al centro de los sueños,
dónde creía que se podía reconstruír a partir del derrumbe,
luego de limpiar los escombros y erigir mejores cimientos.

Y entre tanta indiferencia hostil,
que puede lastimar más que mil palabras injuriosas
entre tantas caricias esquivas y olvidadas,
mis manos, mi corazón, todavía y en silencio, te llaman.

domingo, 20 de junio de 2010

Soy tu papá

Hija, hola chiquitita, soy tu papá...
y estoy acá para que vayamos juntos por ahí,
poniéndole nombres a los perros y a los gatos,
para imaginar dónde viven, y enlazar unas cuantas nubes.

Soy tu papá y te dejo algunas huellas,
para que las mires, para que te subas en ellas
y para que sigas un camino totalmente diferente,
uno que desees con el corazón, el de tus sueños.

Estoy acá hija mia para cuando me necesites,
escondido en la sombra para acudir tras tu llamado,
para dejarte libre y dejarte ser desde elcomienzo,
para velar tus sueños y curar tus raspones del alma.

Soy tu papá y esta misma sangre que nos corre por las venas
es nuestro sello, nuestra alianza invisivle e inquebrantable,
nuestro carnet de un club privadísimo, en el que sólo
seremos admitidos vos y yo.

Soy tu papá y estoy junto a vos
para comernos todos los helados que queramos,
para contar hasta cien miles de veces sin cansarnos,
para responder todos los "porque?" de la tierra.

Soy tu papá hijita y siempre estaré allí, a un costado
presto para rescatarte de una horrible pesadilla,
atengo para luchar contra todos los monstruos que viven
debajo de tu cama, y adentro del ropero, juntos podemos.

Soy tu papá y es lo mejor que pudo haberme pasado,
no imagino nada más perfecto que el día de tu nacimiento,
no tengo en mis oídos otro sonido que ese primer llanto,
ni más lágrimas en mis ojos que la emoción al verte.

Soy tu papá y te lo agradezco hasta el día de mi partida,
cuado me vaya a contar estrellas a otro lado,
cuando en los sueños puedas vos solita con los monstruos,
soy tu papá, hoy y siempre, gracias por aceptarme así, hija mia.

sábado, 19 de junio de 2010

Se va vaciando.

Las gotas una a una van cayendo fuera
y así la copa se queda vacía, seca
ausente del elixir que le daba vida
a una boca reseca, al borde del ocaso.

Con el mismo desatino las gotas siguen rodando
por el borde y dejando una huella por fuera,
mientras la copa gris plata sigue su proceso
y lentamente se evaporan los licores que tenía dentro.

Y el vapor de todos los líquidos se pierde en la nada,
las gotas que caen de lo más alto siguen esquivando el centro,
y no da la sensación que no caerán jamás dentro,
ni de la copa, ni del corazón resquebrajado y vacío.

En la muerte uno presume que todo es silencio,
sin embargo, el golpe de cada gota contra el suelo
es un estallar infernal de cristales rotos y maderas
quebrándose y destruyendo el silencio mortal, casi impúdicamente.

Mi copa vacía, mi corazón desganado y seco
mis lágrimas rodando por el borde sin entrar,
mi sangre detenida en las venas y golpeando contra el suelo,
la vida que fue un sueño, mi amor, que ya no está.

Sin resistencia

No hay fuerza dentro del alma
que pueda poner resistencia al sentir,
aunque no me opongo a lo inevitable
ni trato de cambiarle una letra al destino.

El tiempo fue escrito antes,
y cada movimiento de la aguja del reloj
estudiado con precisión de cirujano,
nada quedó librado al azar, si es que existe.

No puedo por esto aferrarme,
ni intentar burlar las tramas
que el sueño le tiende a mi alma
no hay resquicio para huir, no hay camino.

Cuando las palabras rebotan enloquecidas
contra el hueco vacío que es mi alma,
envase translúcido de mis sentimientos
anesteciados por un dolor constante.

No hay camino de regreso,
el sendero imaginado se desdibuja
y mis pasos trazan una via circular
hasta volver al punto de partida.

Ha pasado tiempo suficiente,
para entender y aceptar lo sucedido
sin resistencia a la entrada del miedo
me dejo seducir por lo imprevisto.

Aunque las agujas del reloj no se detengan,
ante la súplica irreverente de este amor malogrado
me dejo invadir po lo uqe es y se va,
sin resistencia, el dolor se me hace amigo.

Noches sin aire

Inspiro tanto como puedo,
hasta dejar casi sin aire a la noche,
hincho el pecho con todo lo que entra
el aire, la niebla, mis pecados y temores.

El cuerpo trémulo se endurece,
y los ojos no funcionan como cristales
que descomponen en cientos de colores
la luz pálida que se atreve a cruzarlos.

Guardo pra el momento propicio
los secretos que esconde el alma,
que no develó nunca por temor,
o tal vez por tristeza al no hallar el eco.

La noche se apaga y falt el aire,
se ensombrece y queda como agonizante
ausente, ahora de reproches pasados
llena de culpa y remordimientos.

Pecados que me mantuvieron vivo
y que hoy endurecen mis palabras más simples,
hasta convertirlas en leña crepitante
en mi boca ardiente, fueguina.

Palabras capaces de atravesar limpias
un corazón desprevenido,
de atravesarlo como flechas envenenadas
y clavar el veneno de una noche sin aire.

viernes, 18 de junio de 2010

Un abrazo.

Cosas simples pueden crear un milagro,
tan simple es lo que necesito ahora
pero es tan lejano a la vez, que el corazón
se ahoga en su impotencia, y se desmorona.

Sólo necesito un abrazo,
estrecharte contra mi ni tan débil ni tan fuerte,
tan sólo sentirte en contacto, pegada
como si los corazones latiesen en sincro.

Sólo un abrazo, ni tus ojos ni la mirada profunda,
ni el misterio del mar calmo en primavera
ni los versos ni la noche azul perfecta,
hoy necesito un abrazo.

Para poder decirte lo que siento
sin necesidad de emitir sonido,
para amarte tan intensamente como nunca antes,
para que me sientas y sentirte tibia.

Un simple abrazo y el mundo se me habrá abierto,
el color de cielo empalidecido cobrará un tono
rosado tan intenso como la piel sonrojada de verano,
y la máquina de sueños hechará a andar.

Un abrazo simple pero sinsero, sentido,
dónde el alma se me transparente y no pueda ocultarme más
detrás de una angustia repetida ni culparme de fracasos,
un abrazo que dure todo lo que tenga que durar.

Tan solo necesito abrazarte,
para curarme y para olvidarme de lo que ya pasó
para poder dejarme llevar por el destino
un abrazo para amarte más que ayer, con otro fuego.

Tan simples son a veces las cosas,
que su sencillez nos duele cuando no podemos,
cuando el eco de la historia nos repite que es tarde
que nuestro tiempo ha pasado y el cuerpo debe liberarse.

Pero si tan solo recibiera un abrazo,
la tibieza del corazón abrazado sería posión mágica
para este envenenamiento mortal producto de la nostalgia,
antídoto contra la desesperación de la soledad.

lunes, 14 de junio de 2010

Solos y en silencio.

Somos nosotros dos, aquí y ahora,
no hay pasado ni futuro incierto,
no hay otros seres más que nosotros,
no tenemos historia, sólo este presente.

Estamos sólos pero nos tenemos a nosotros,
estamos sólos, que paradoja, si estamos juntos
a la sombra de un sol cobrizo que se va muriendo
espectantes para descubrir un nuevo cielo.

Mirarnos a los ojos es rutina feroz,
reconocer tal vez un brillo mínimamente distinto
puede hacer la diferencia,
somos nosotros dos aquí y ahora, nadie más.

Ni el pasado turbulento, lleno de golpes,
ni aquel solitario invierno devorador,
sin las angustias furtivas que aparecían de noche
contando miserias o monedas antes de dormir.

Tenemos palabras pero preferimos callar
para mirarnos e hipnotizarnos mutuamente,
para que hablar si estos ojos dicen lo que sienten?
el silencio se convierte en el sonido más delicado.

Tan frágil como las hojas secas del otoño
nuesto momento parece pasar de largo sin tocarnos,
sin el leve roce de un instante que sabremos
quedará marcado para siempre, nuestro momento se va.

Y en el horizonte tan inalcanzable de nuestras vidas
un instante no parece ser demasiado,
sin embargo puede crear un lazo, o dejar una cicatriz
en cualquier caso imborrable.

Momentos

Una llovizna áspera cae hoy,
es el recuerdo lejando de una historia
esta llovizna que se puede palpar
te corre por el rostro, te surca las penas.

Y veo los dibujos que marcan
estas partículas duras de agua invisible,
veo como saltan de tus ojos las angustias
por este fin, lágrimas infinitas indestructibles.

Te veo llorar y mis piernas se aflojan hasta ceder
el peso de este cuerpo cae lentamente,
y el golpe es como una señal de alarma
pero ya no soy la red que te detiene.

La llovizna atraviesa un pálido resavio de luz,
casi sin quererlo, y el rostro se te desfigura
en millones de figuras menos en su forma original,
no recuerdo tus facciones, apenas una mueca.

Pareciera hablarme esta llovizna negra,
como si quisiera contarme de tu dolor
como si me dijera que estás parada allí afuera
pero no hay nadie, salvo un reflejo desesperado.

Un juego de sombras tiene lugar en mi cabeza,
y nuestras formas vuelven a fundirse
en una sola mancha que se ama sin control
en la ausencia de la luz mortalmente blanquecina.

La fuerza de la mirada

Había que ver la tenacidad de esa mirada!
tan profunda, y tan difícil de explorar,
semejante fuerza era capaz de sostener
un alma cargada con todas las penas posibles.

Había que ver esa mirada!
no muchos se atrevían a perderse adentro
ni a a beber de los néctares seductores
esa mrada sostenía el peso del olvido, del desgano.

Las alas son oscuras pesadas, gruesas,
el vuelo es impracticable y los sueños, apenas eso,
los ojos negros se clavan en el cielo abierto
como dos guías, recordatorios de la fiereza.

Una red de contención, un seguro
pero había que ver la ternura detrás del cristal celeste
que cubría a esos ojos y que le hacían de velo,
de telón al gesto duro que presentaban.

Y sin embargo, una chispa prendió el fuego
yn leve reflejo en el movimiento veloz de un parpadeo
el brillo abrió una grieta por la que penetré
para verte de adentro y ver un poco con esos ojos.

El agua tibia que rodea tus mejillas
en gotas perfectamente redondas inunda mi cielo
carga de nubes negrias mis intenciones nobles
derrumba mi cuerpo, que esa mirada podrá sostener.

Formas

El contorno de tu voz aparece
ante mi como una figura dominante,
palpo con manos dubitativas lo que dicen
todo la forma en que se mueven las palabras.

Se desplazan de un lado a otro
y no las oigo, las siento, las toco,
les ofrezco una caricia sencilla,
apenas un gesto.

Tu voz que penetra e inunda,
que llena huecos y perfuma mi espacio,
voz envolvente y seductora
que me hipnotiza con el suave mecerce de las letras.

Abro mis ojos tanto como puedo
para percibir lo que decís,
el contorno de tu voz y su figura
tienen líneas dóciles, amables.

Finalmente los sonidos chocan
contra las paredes y las palabras se dispersan
se abre una nueva dimensión sensorial
única, embelesante, como jamás había vivido.

Tus ojos me gritan dos verdades
veo tus palabras en mi cielo
siento en mis manos nuestro deseo postergado
y me entrego con mis brazos abiertos y mis ojos cerrados.

Nada me aleja, todo me trae devuelta

No existe brecha abierta
que pueda separarme de tu alma,
ni noche oscura que esconda mi corazón
voy en vos y vas en mi, es el destino.

Nada me aleja de tus ojos,
todo me trae nuevamente de regreso,
al calor de tus piernas,
a la noche que no olvidaré.

Ni las palabras desde el despecho
ni siquiera el dolor que lleva al odio,
nada me aleja del alma que me cautivó
con una mirada celeste, cristalina.

Nada me aleja, todo me trae
a caer rendido en tu red invisible
a dejarme guiar ciego, de tu mano
conducido por tus latidos alborotados.

Nada me aleja, vida,
aún cuando tu alma haya partido
y tus pensamientos cobren forma
y pongan otro nombre en tu boca.

En la reencarnación de mi alma
mis manos llevan ensangrentado mi corazón,
tengo otro cuerpo y otras ganas
para que nada me vuelva a alejar.

No hay razón amor mio
para perderte, para desprenderme de vos
no hay razón para dejar tus ojos sin mirar,
nada me aleja, todo me trae devuelta.

No voy a perder la noche

Puedo quedarme sin brazos
para remar en medio del rio,
puedo perder mi libertad en tu nombre
pero no podrán quitarme esa noche.

Podré perder la chispa mágica
y hasta perderte a vos,
en el desgano de los años
pero no perderé esa noche.

Puedo dejar en el camino versos,
y miradas melancólicas,
puedo dejar atrás tu figura, tu nombre
pero no voy a perder esa noche.

Olvidarte podré, soltar también tu mano
podré quedarme sin piernas para seguir el camino
sin corazón para sentirte
pero no perderé esa noche.

Podré ser un alma solitaria por siempre,
vagar por el campo de la nostalgia
mirar por arriba de mi hombro y verte partir
pero no dejaré en el olvido aquella noche.

En la que me esperaste en el frío
en la que probé de verdad un beso
en la que el amor por fin se abrió a mi,
noche en la que fui ladrón en tu cama.

Y te robé el sueño y secaste mi llanto,
en la que mataste mi soledad
y tus piernas me cobijaron fuertes...
No voy a perder esa noche.

A dónde ir?

Sin timón, el barco no llega al puerto
lo mismo que sin tu voz,
mis oídos no escuchan nada,
y mi rumbo es claramente incierto.

Si le faltara el faro
se hundiría en las entrañas de la noche
vagando en la espezura oceánica
lo mismo que yo sin tus ojos guía.

Soy un barco guiado por nadie,
y a la deriva, sin faro ni ojos,
buscando navegar otra vez por tus aguas
tempestuosas y amigables a la vez.

Parado en medio de esta nave acéfala
encomiendo mi alma a la noche
para no perderme en el infinito,
y poder volver un día al puerto.

Mientras pienso y anoto en mis hojas
amarillentas y vacías, algunos versos, verdades
"amar a la persona correcta
en el momento equivocado"

Nada dura eternamente, ni siquiera el dolor,
pero ¿cuánto puedo amor mio hacer,
para que éste sea nuestro tiempo?
probablemente nada, sin faro y sin timón.

Dibujo imperfecto

Y las sonrisas se desdibujan,
los ojos detrás del cristal empañado
no se dejan ver,
apenas vislumbro una silueta, una sombra.

No adivino el contorno de tu boca,
los claroscuros se entrecruzan
en una danza escalofriante,
se van alejando, se pierden.

De las palabras escritas quedan,
apenas unos borrones,
culpa de esta incesante lluvia
que golpea como piedras mi cristal.

El sueño se despabila y abre los ojos,
los cuerpos ya no hablan,
y los acordes rotos de aquella canción
se evaporan como alcohol en mi vaso.

Ni los ojos ni las bocas,
apenas agua negra que cruza la calle
y se estanca, agua pútrida,
en la que nace un tibio loto blanco.

Y allí el milagro parece producirse,
en las ondas móviles del agua negra
las silueta aparece, y el contorno de los labios
y los ojos y las manos y tu cuerpo sin sombra.

domingo, 6 de junio de 2010

Las voces del infierno.

Por esos días pensaba que si había un infierno, si realmente existía ese tan mentado y temido lugar, definitivamente yo estaba ahí, parado exactamente en su centro, quemándome y sin poder hacer nada para evitarlo.
Las voces cruzaban veloces por el aire como flechas sibilantes y envenenadas que se iban clavando una a una en mi cabeza, sentía el olor a pudredumbre y podía sentir cada aguijonazo penetrando la coraza que con tanta paciencia fui construyendo a lo largo de mi vida, ¿vida?, bueno, llamemosla de alguna forma.
Todas las voces se encontraban en un mismo lugar, eran perfectos círculos concéntricos que armaban el laberinto del cual ya no me podía escapar. Me sentía inmóvil, como narcotizado, con los brazos pesados colgando al costado de mi cuerpo y con mi voluntad diezmada en su integridad, con los deseos en llamas, destruídos.
Las voces eran diversas, provenían de distinta gente, amigos y no tanto, familiares y ocasionales compañias de noches largas, borrachas y sin sentido. Lo que me preocupaba entonces era la fuerte influencia que tenían en mi, eso, sumado a mi incapacidad de acción conformaban un cócktel demasiado embriagador para un alma débil, que apenas estaba saliendo de su capullo aletargado.
La primera que escuché fue la revancha, ésta sólo me recordaba que "ojo por ojo, diente por diente" era la forma más adecuada de reoslver las cuestiones, que no tenía que dejarme pisotear y tenía que mostrarle a quien quisiera ver que era capaz de redoblar los golpes recibidos y devolverlos con repeticiones veloces y mortalmente certeras.
Y en eso andaba cuando mis angustias golpeaban a mi puerta y casi me susurraban que le abra a la revancha, que la redención estaba a unos pocos metros de mis manos.
Pasaron unos sengundos, y antes que pudiera decidir que hacer, una flecha zurcó mis pensamientos para clavarse frente a la revancha con un aire superior y con la certeza de que conciliar era más fructífero que devolver los golpes. Pero esta flecha no venía sola, justo antes de hacer blanco se dividió en dos y apareció en escena la aceptacion quien con su aguijón de plata pulida me invitó a abrir los ojos ante lo inevitable y me contó que si aceptaba las circunstancias tal y como eran las cosas fluirían de forma tal que el dolor se iría solo y por donde vino. Pero es sabido que los demonios no se dejan vencer fácilmente, y en el instante en el que casi acepto caballeroso la derrota y estaba por entregarme a mi destino un dardo con el veneno más agudo se clavó en medio de mi pecho, el odio. Tenía que odiar para poder demostrar que estaba vivo, que las cosas no me pasaban por un costado sin hacer mella, que nada había sido en vano y que la sangre hervida de mis venas era el reflejo más fiel del sentimiento que me asaltaba en ese momento. Odiar, hay que odiar con fuerzas, con todas las fuerzas que uno disponga para extirpar los sentimientos que quedaran, para eliminar los gratos recuerdos, el odio me enseñaba que no existían tales recuerdos, no había ni buenos ni malos, todos eran igual de dañinos para mi y por eso debía sacarlos a todos sin discriminar.
Podría ser, pensé algo aturdido, podría ser un buen método para enterrar parte de mi vida y comenzar a escribir otros capítulos en mi existencia, había que eliminarlos a todos, como en un genocidio sentimental.
Las voces se iban haciendo cada vez más fuertes, todas querían prevalecer por las demás, querían exponer sus argumentos y convencerme que todas tenían razón, en parte era cierto, pero no podía decidirme, estaba muy confundido como para tomar una determinación que marcaría el resto de mi camino sin vuelta atrás.
Pasaron varios días en los que las voces me hablaban cada vez más fuerte, los ruidos se hacían insoportables y prácticamente no podía pensar por mi mismo, estaba tan condicionado por todo lo que estaba escuchando que mi voluntad parecía un junco doblándose según soplara el viento, sin embargo sabía que tenía que tomar una desición y era urgente.
Las flechas se sucedían una a otra, pasaron la furia, el temor, la ira sin control, la nostalgia y su oposición a eliminar todos los recuerdos sin clasificarlos, la sabiduría y su explicación lógica y racional para cada cosa, el deseo, el remoridimiento, la culpa, la paciencia, el amor.
Todas me decían que hacer, todas me prometían la solución y la puerta de salida del infierno, todas decían tener la razón.
Una noche, caminando sin saber a dónde, y sin poder dormir por los excesivos ruidos, me asaltó como un rayo cegador una flecha que no se clavó, se detuvo milímetros antes de mi frente despejada y me tomó por sorpresa que no intentara hundirse en mi carne débil. Era el tiempo, esta flecha era diferente a todas, no dijo tener razón esta voz no se alzó por sobre las demás intentando mostrar supremacía ni trayendo consigo la receta para salir de ese estado, ni mucho menos decía tener las llaves del infierno para abrirme y sacarme de allí.
El tiempo me dijo una sola palabra, TIEMPO. La voz se repetía como un mantra sagrado y las demás voces parecían desaparecer. Cerré mis ojos y me concentré en esa palabra, comencé a repetirla una y otra vez, no sabía cuanto hacía que estaba en ese estado pero seguía repitiendo mi mantra, TIEMPO, TIEMPO, TIEMPO...
Todos los ruidos se despejaron, la vista se me despejó casi por completo y se abrío ante mi la noche más serena que jamás hubiera imaginado.
Nunca supe finalmente si eso había sido o no el infierno, si comprendí que sólo el tiempo pudo sacarme de ese lugar.

Y en un beso, se te va la vida...


No hay razón que lo pueda explicar,
el acercamiento es lento, acechante,
de pronto todos los sonidos del mundo se apagan,
tu corazón retumba en tus oídos, presuroso.

Estamos como dentro de una burbuja
en un lugar solitario, lleno de gente,
que más da?, estamos en el momento justo,
acercame y oler tu aliento, inhalarlo profundo.

No hay ritual más perfecto que este,
todo se derrite alrededor nuestro, nada existe
sólo vos yo y nuestras almas exitadas,
nuestro beso retrasado que nos impacienta.

Puedo sentir cada poro de mi piel abrirse
para recibir la descarga de los sentidos,
veo como mi si mi piel hablara, la siento,
al paso de mis latidos cada vez más rápidos.

Tu boca, no puede ser otra más que la tuya amor,
que hermosa boca! la proporción exacta de belleza,
se tuercen tus labios en una mueca sutil, que me llama,
no puedo ver otra cosa que tus labios.

El momento se aproxima inexorable,
las manos entrelazadas nos sudan, pero nada importa,
somos vos y yo en el momento más esperado,
el segundo en el que el roce será la chispa que hara explosión.

Que importa ahora el pasado?
que importa si la eternidad nos sorprenderá
juntos en un abrazo?
que importa el mundo después de este beso?

El contacto revoluciona mi sangre
las bocas se tocan levemente y se funden,
los aromas nos invaden, nos penentran brutalmente
el beso nos hace uno, nos abraza.

No hay sabor más completo que el de tu boca,
ni color más esplendoroso que el rojo feroz de tus labios,
que importa si esto será para siempre?
si en este beso...se me va la vida.

sábado, 5 de junio de 2010

El deseo de volver

Tan sólo quiero volver a equivocarme
confundir otra vez los pasos,
y hundir mis pies en la huella incorrecta
tan solo, quisiera volver.

Deseo volver a esquivar la mirada,
agachar la cabeza y pensar en nada,
saberme fuera de este sucio mundo,
tan solo, quisiera volver.

Y volver a equivocarme no es testarudez,
volver a cometer los errores no es torpeza
es ponerme en tu lugar y aprender,
que del dolor no se vuelve, sentir como vos.

Quisiera esta noche evadirme,
y encerrarme en mi mundo complejo y solitario
quisiera volver a pensar que no estás,
tan solo quisiera volver.

A mirar sin ver,
a hablar sin decir,
a escuchar sin oir,
a sonreir sin sentirlo.

Quisiera estar ahí para comprender
cuanto dolor se puede inflingir,
cuanto daño irreparable se puede causar,
quisiera estar ahí para no volver.

Mi refugio, mi salvación

Cuando la noche oscurece en las calles
y tiñe todo de un negro fatal,
cuando ni las estrellas pueden ver en la espezura
busco tus ojos, para saber dónde estoy.

Descienden de lo alto los hielos
como cuchillos afilados se clavan en mi rostro
y el aliento se congela súbitamente,
pero me abrigo en tus manos tibias, suaves.

Cuando la tierra se abre y deja una grieta
inmensa como el mar,
cuando tiembla y se sacude de terror
me afirmo en esas piernas tuyas, nobles.

Justo allí, cuando el sol
quema mi boca y la reseca hasta agonizar,
busco con desesperación la tuya
y de tus besos bebo para saciar mi sed.

Cuando mi piel se endurece para sobrevivir,
cuando alzo mi defensa queriendo esquivar los golpes
me rindo ante el mínimo roce de tu piel tan blanca
y duermo el sueño perfecto.

Cuando se me cae encima lo inevitable,
cuando el mar quiere devorarme,
cuando la mente intenta hacerte desaparecer, acudo a vos,
a tus ojos, a tu piel y a tus ojos, a mi refugio, donde estoy a salvo.

Mi tierra, mi ciudad, mi vida.



Desde mi ventana la ciudad se ofrece,
con dolores y angustias
pero con esperanzas arraigadas
y brazos nobles dispuestos a sujetarte.

La vista es embriagadora,
inunda mis ojos gratificados
con su paisaje urbano caminando
apresurado, dejando estelas en la calle.

Mi plaza, mi infancia se abren de golpe ante mi,
y me quedo inmóvil,
mi plaza nos recibe con su misma imágen
nos abre la puerta hija mia, para ir a jugar.

Los olores del pasado me asaltan,
mientras vamos de la mano
hacia el futuro, el olor a la vida en libertad,
el perfume a jazmines de mi vecina en verano.

Salto por los techos tratando de
amarrar la luna con un lazo invisible
a ver si puedo iluminar aún más tus ojos lejanos,
hermosos y lejanos.

Miles de almas se arremolinan
levantando aldo de polvareda y mis ojos lagrimean
cuando no puedo verte,
es como si fueras invisible.

Es tiempo de correr el velo del día
sentarme tranquilo en el sillón
para ver como cambia el paisaje
de mi tierra, a ver que aromas trae.

Se funde este sol y se derrite lento
con el cielo violeta de fondo,
con mis párpados pesados de cansancio
me voy a mi tierra, me voy a soñar.

Me hundo en el alma de la ciudad vacía
con el eco de los pasos apurados,
aún retumbando entre edificios y autos
que parecen ya no estar.

Es mi tierra, mi ciudad y mi vida,
mi patio de juegos, mi infancia feliz
mis sueños de futuro presuroso,
mis ansias de abrazarte, y amarte una vez más.

Has pasado, es pasado

Como recordad un amanecer
cuando el ocaso es definitivo,
el pasado se desfigura entre las sombras
de un sol moribundo y lento.

Quedan algunas huellas todavía
que no se ha llevado la orilla del mar
que no puede ocultar este eclipse
formado entre mis ojos y mis lágrimas.

Figuras difusas que se confunden,
como si se abrazaran bajo la noche
aunque en realidad se acercan y no se tocan
en un ritual incomprensible.

Me siento atne mi vida y le hablo,
me habla mi vida también,
diálogo mudo, decorado con miradas
que sólo marcarán el camino hacia adelante.

Dónde no quedan vestigios de vos
dónde el fuego quema y purifica
y el agua se lleva la última caricia
dormida en mi hombro sangrante.

Se abre un nuevo tiempo, pero has pasado mujer,
no sin dejar huella,
pero eres pasado,y así lo entiende mi alma
has pasado mujer, ya eres pasado.

Fantasma



Mis brazos te abarcan
y no te tocan,
mis ojos te miran
y note ven,
mis pasos te siguen
y no voy a ningún lado,
mi llanto te llama
y no contestas.
El brillo es intenso
pero no cegador,
los días inmensos
pero no eternos,
mis labios buscan refugio
pero todo está desolado,
en el vacío triste
no retumba mi corazón.
Te busco en la calle
pero te encuentro en un sueño,
te hablo al oído
pero tus besos se desvían,
te doy un cielo abierto
pero me gana la tempestad,
extraño tus pasos lentos,
aunque nunca hayamos caminado
aunque haya vivido siempre en soledad.