Voy cayendo en la endeble red
que teje el sueño para bajar a la tierra,
abrazar a la vida y dar algunos pasos.
Aterrizo suavemente sobre la hierba húmeda
de otra mañana tibia en mi infancia,
y tropiezo con una pelota y un puñado de amigos
esos que se fueron perdiendo con el tiempo.
Amigos qeu recuerdo al bajar de la enredadera
del tiempo y que me esperan después de la merienda
con planes siempre nuevos, con siestas lentas de verano
listos para dar algunos pasos más.
Bajo del árbol que albergó a nuestro refugio
una guarida tan secreta como fugaz,
lugar que cayó preso del olvido
clavos oxidados y maderas podridas.
La red que tejió el sueño cede
y caigo a la tierra de nuestro campo,
dónde la pelota se ha ido
y quedan sólo ecos de los gritos pasados.
Vuelvo a tomar contacto con mi ser,
extraño aquellos veranos, pero no con tristeza,
con la añoranza entre las manos
a ver si bajo de nuevo a jugar.
No hay comentarios:
Publicar un comentario