Cuando se seca el aire y se quema,
cuando los paosos pesan más que de costumbre
cuando la espalda carga la cruz del adiós,
nos queda el sol para mirar.
En los momentos de soledad extrema,
en aquellos días grises y carentes de amor
cuando las manos no aprietan nada,
nos queda el sol, como compañero.
Cuando la noche se hace fuerte
y empapa de tinieblas mi corazón desolado
cuando llueven las cenizas de un pasado que se quemó
nos quedará el sol, para dormir.
Mientas el angustioso llanto
me carga el pecho y lo llena de dolor,
cuando te veo irte de a poco
me queda el sol, para secar mis lágrimas.
Ya note siento, ya no estás
no puedo olvidar lo que no tengo
cuando pesan las piernas y caigo al suelo
me quedará el sol, para morir con él.
El sol da vida... vida, que vale la pena vivir, aunque existan noches... ¡desgarrador!...
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