Puedo decir que no me ha quedado nada,
sin embargo tantas cosas todavía tengo
que el juego de la balanza es una duda
un misterio difícil de develar.
Al hueco que ha quedado le puse nombre,
y guardo conversaciones pasadas,
y al destello de tus ojos los veo cada mañana
al mirarme en el espejo, pues se negó a marchar.
Me quedé con miles de frases revoloteando por mi casa,
pero se han ido el ruido, la risa y me quedó el llanto
y con esas lágrimas lavo mis manos y mi culpa
aunque no alcance, aunque quede mucho por hacer.
Puedo ver todo de dos maneras,
no me ha quedado nada desde tu partida,
también puedo ver que me quedé con algo más que tu ausencia
me quedé con los temblores de tu cuerpo después del amor.
Me quedé entre las manos con algunas dudas,
pero también con al certeza de que el amor ha pasado
dejó su huella, marcó mi destino y se marchó
tal vez no era ésta su casa, pero no dudo que pasó.
Me quedé con angustias y llantos trasonchados,
me quedé con la garganta anudada y hecho trizas el corazón
me quedé con las manos vacías,
o llenas de recuerdos, y de vos.
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