Intento elevar mis narices
por encima de esta densa niebla que me envuelve,
bruma oscura con aromas revanchistas
que penetran en mi cuerpo hasta paralizarlo.
Hago el esfuerzo para intentar ver un poco,
pues he estado ciego mucho tiempo,
y las cosas han sucedido sin que las vea
aunque pude sentirlas muy hondo en mi.
Arden los ojos de estar tan cerrados,
la niebla no es otra cosa que los hechos
que se quedaron para que los vea,
hechos inmóviles qeu provocan este dolor.
El sol no la penetra, el viento no la disipa,
respiro este humo y se me queda adentro
recorre mis entrañas con su veneno letal
y mata lo que aún podía sentir.
Muerto el cuerpo, vacía el alma,
desnudas las manos frías, descalzos los pies,
pedregoso el camino que emprendo,
lejano el destino que intento alcanzar.
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