Es un lugar profundo y húmedo
puede ser, el momento de caer adentro
la exaltación del placer más esperado
o el confinamiento y la oscuridad.
El cuerpo ha tratado por todos los medios
o de caer lo más abajo posbile
o de tratar de saltarlo para no hundirse allí,
otra vez, el placer y el dolor en un duelo.
A veces te pido que me rescates,
qeu me tiendas por fin una mano para sacarme
para que esa humedad no me doble los huesos
cansados de caer y lastimarse.
Pero otras veces te ruego que me dejes entrar,
para deslizarme por esa caverna húmeda
y llegar lentamente hasta el fondo
para oír los gritos del placer en el eco agudo.
El pozo está ahí, abierto,
y la decisión de caer o no libra una batalla cruda
cuando en la cabeza perdida
juega con la indesición de un alma perturbada.
A veces quiero entrar y sentir todo lo que pueda,
a veces quiero saltar para evitar la caída,
el pozo se me ofrece como premio o castigo
pero en ambos casos estoy solo, asique siempre saldré perdiendo.
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