Tengo mis labios apretados como una presa
que contiene un caudal incontenible de palabras,
sello mis labios par que no salgan
se ahoguen y finalmente mueran en mi interior.
Palbras, oraciones, frases,
que prefiero callar y llevarlos conmigo hasta el final
pues no estoy seguro del efecto y prefiero callar,
callar es morir, o vivir tal vez, un poco más.
Pero tengo también otro silencio
el que gritan con todo su ser mis ojos, mi cuerpo,
y que a ningún lado llegan
un silencio espectralmente absoluto.
El silencio de los pasos que he dado
el de las manos que buscan a tientas
silencio que envuelve y opaca mi mirada
que busca algo de complicidad.
Las palabras se ahogan en el remolino
y chocan contra mis dientes y mis labios,
allí acumulo cadáveres que desecharé luego
cuando por fin, todo esté en silencio.
¡¡No es bueno callar!!... las palabras traen las soluciones y en ese terreno vos tenés kilómetros ganados.
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