
Lava esta lluvia,
arrastra y limpia la vieja piel
riega nuevamente el jardín
que parecía detenido en el tiempo.
Cae este agua y la siento
rodar por mi cuerpo,
impulso definitivo al destino para dar el paso,
movimiento preciso para sacudir el polvo.
Algunas luces despiertan y me acompañan.
Amanece.
La chance infinita de intentarlo nuevamente
colma todos mis pensamientos,
y entibia mi sangre lenta.
La lluvia cae y lava lo que no está
cambia el color de mi jardín,
y se abren nuevas flores, pequeñas, frágiles,
hermosas y llenas de una vida nueva.
Ya no hay sombras que acechan,
no quedan ojos mirando hacia atrás,
las cenizas se fueron apagando
para dar lugar a una nueva llama.
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