Así espero, agazapado detás de la noche,
soy testigo del silencio
y cómplice de mi soledad,
soy mi visión más difusa en el espejo.
Soy mi juez sin sentencia
y mi verdugo sin horca,
soy las palabras que no dije a tiempo
y hoy gotean mojando mis manos.
Mientras busco un nuevo sendero,
recorro y repaso en mi cabeza el viejo camino
aquel que me condujo a la nada,
pero me mostró todo al mismo tiempo.
Queda una cuesta por subir,
tal vez la última antes de llegar,
soteando mi propia sombra escalo sin mirar atrás
lo que dejé, lo que me dejó.
Queda una cuesta por subir
y las piernas tiemblan a cada paso,
mis ojos cerrados se niegan a ver
el último sol, el último ocaso.
No hay comentarios:
Publicar un comentario