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Bienvenidos a mi mundo, al refugio de mis ideas, al lugar donde puedo sin ningún temor expresar lo que siento y lo que me pasa "en tiempo real". Realmente es toda una experiencia y quiero compartirla con quien quiera leer.

jueves, 15 de agosto de 2013

La caída (ver al fin)

Imposible medir en distancia,
uno cree que está más arriba que la propia existencia,
es algo sobrenatural, fuera de toda lógica...
Amamos estar allí arriba en el altar, idealizando, no cerca,
CON DIOS...

Pero a tiempo, la caída no lastima, sana,
abrir los ojos por la fuerza del caer es acercarse tan solo un poco
a la verdad, dejar de vivir lo que nuestra mente quiere que vivamos,
dejar de esquivar las balas, dejar de creernos intocables, inmortales,
dejarnos matar a veces no está tan mal, es, hasta un revivir.

Durante el trayecto desde el altar al suelo
(llegaré a caer del todo algún día?) rememoro, hago el esfuerzo,
intento seguir negando y reconstruir algunos buenos momentos,
que los hubo sin duda, pero de los cuales ya no creo,

Este viaje vertical interminable me permite pensar, o dudar, mejor dicho,
sobre todo lo vivivo, sobre lo que queda por vivir, sobre mis recuerdos
más calientes, esos que atesoro con furia en el pecho y a los cuales
defiendo de las realidades impuestas abruptamente que tratan de agregarme
un nuevo lastre para terminar de descender.

El altar se incinera con acciones que creía impropias de la Diosa
a la cual viví rindiendo pleitesia...Diosa que ahora puedo ver, había soltado mi mano
hace mucho tiempo, de la cual me permito también dudar en este tobogán furioso
en el cual estoy montado y pareciera no terminar jamás.
SI ES PARA ABRIR MIS OJOS PUEDO SEGUIR BAJANDO HASTA EL FINAL.

Si es para entender que mi cuerpo merece ser tratado diferente
puedo bajar hasta el final,
si es para entender que tus ojos fueron engañosos, y como a mi, a muchos engañaste
puedo bajar hasta el final,
si es para aprender que de amor uno no muere sino de desengaños y fachadas y altares
que un día arden en el fuego de la desesperanza y la soledad,
puedo bajar hasta el final, y allí, con suerte, no vas a estar.

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